
Feliz y consciente navidad…
¡Y se llegan las fiestas! Y, ¿cómo no?, un año más, algunos nos proponemos disfrutarlas a tope, y otros, desean que no lleguen o que pasen rápidamente y ¡aquí no ha ocurrido nada!.
Como cada año, yo, me encuentro frente a una ambigüedad, por un lado, mis niños pequeños, que se encargan de recordarme que es tiempo de ilusión, la misma que desborda por todo su ser, cuando se llegan estas fechas, y de alguna manera me dejo llevar…para no romperles ese estado tan maravilloso.
Pero por otro lado, me vuelvo a encontrar un año más, con la sensación de aquella ilusión perdida. Cometo el error de dejarme llevar por la publicidad que aprovecha mi estado de ánimo para sacar buena tajada. Me quiero convencer que llenando mi arbolito de regalos navideños, conseguiré hacerme con esa añorada ilusión de antaño…pero una vez se abren los regalos, estoy igual que estaba… vacía … ahhhh (suspiro)… no hay nada que me devuelva esa ilusión que se respiraba en el aire… aquella magia … ¿¿¿Donde está???… ¿¿¿Donde fue???… ¿¿¿Cuándo se esfumó???
Si soy un poquito observadora, me doy cuenta, que no es el último perfume de «Versace» lo que añoro, sino el perfume de la casa de mi abuela, de mis tíos o la de mis padres… no añoro la calidez de un abrigo nuevo, sino el tacto de la ropa, la piel y la calidez de aquellos brazos que me arroparon con tanto amor, cuando pequeña… ¡ayyyy! (suspiro)….querido amig@…no me engaño, no añoro el sabor de un pavo al horno, como ese que te venden en las pelis de Yankees… yo lo que añoro son los manjares diarios que me hacía aquella persona tan especial, que hoy ya no está….
No añoro escuchar la canción de moda de este verano, sino las risas con mis primos, la música que gustaban escuchar mis mayores y que aborrecía tanto, añoro todos aquellos buenos momentos, porque si había malos rollos a veces ni me enteraba. La casa llena o no … porque los que éramos ya éramos multitud en nuestros corazones, no es cuestión de grandes encuentros, solo era cuestión de estar los de siempre.
Y hoy soy yo la adulta y a la que le toca llevar adelante esta ilusión a mis hijos, sobrinos….no es fácil, y supongo que nunca lo fue …pero siempre se hizo…los niños solo piensan en los regalos, así como lo hice yo a su edad, pero está en mis manos hacerlos conscientes, de que los verdaderos e importantes regalos no están alrededor del árbol, sino es el amor que portamos en nuestros corazones por cada una de las personas que se sientan alrededor de nuestra mesa de Navidad.
Como cada año, la Navidad es nuestra mejor excusa para juntarnos y ya que estoy … aprovecharé a contarles cuanto los quiero y necesito, aprovecharé para abrazarlos, besarlos, para mirarlos sin juzgarlos, por una vez en el año, aceptándolos tal cual son, sin caer en la tentación de hacer que es un día más y así seguir vaciándome …
AMAR, PERDONAR, ACEPTAR, DEJARME SENTIR… es lo único que me va a devolver aquella ilusión… de antaño…
Carina L. Cervino Coria
Terapeuta Gestalt.
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